Casa Abanico

La Casa Abanico se distribuye y se organiza por volúmenes ortogonales. Cajas articuladas construyen hendiduras en sus puntos de contacto, las cuales también conforman por adición un nuevo volumen que permite albergar jardines. Las hendiduras se enchaparon en madera Choibá sin acabado alguno. Ahí, se percibirá el paso del tiempo a medida que se mancha y cambia de color.

En la Casa Abanico, los programas responden a cuatro volúmenes: uno para el estacionamiento, otro para la zona social y cocina —en cuya articulación se localiza el ingreso a la casa—, otro para la habitación principal y, por último, uno para las habitaciones de los hijos y un estudio. Esta disposición permitía cierta autonomía entre cada volumen y entre secciones, con lo que se volvía sobre las cubiertas con diferentes pendientes. La silueta de cada una de las partes se volvió expresiva, convirtiéndose toda en superficie.

Si bien la mayoría de las plantas responden más a un perímetro disperso, la silueta/montaña —la sección— y el espacio construido busca ser siempre la variación dentro de la superficie de cierre y de la definición del volumen. La sección, que semeja la forma de una montaña, adquiere sentido si traemos a colación los acercamientos a la arquitectura desde lo naturalista, donde se vinculan los procesos tanto a sus usos y ocupaciones como a las dinámicas de lo vivo.